El Mar y su tic-tac, látido inconmensurable, acción y reacción interminable, vaivén de agua y espuma, de murmullos hídricos, de sabores salados y nostalgias sin remedio.
El tic-tac las olas, no como testigos del Tiempo sino como su Reloj, como las muescas del engranaje que hace brincar al segundero de las Eras.
El Mar, música de silencios, motor de erosiones, suicidios, esperanzas y sueños.
El Mar, envolventes caricias dulces y húmedas sobre una tierra firme sangrante y perdida.
Creo percibir las frías aguas del Mar inmenso, del Mar que son todos los Mares, acumulación de los siglos de las lágrimas del llanto de Dios.