Up on melancholy hill
There's a plastic tree
Are you here with me?
Just looking out on the day
Of another dream
- Gorillaz, "On Melancholy Hill"
There's a plastic tree
Are you here with me?
Just looking out on the day
Of another dream
- Gorillaz, "On Melancholy Hill"
Ricardo había hecho todo lo posible por recuperarla. Desde el clásico ramo de rosas rojas que con puntualidad extrema le hacía llegar cada viernes a las 20 hasta la persistente insistencia con la que le escribía cartas, mensajes de texto e emails. Sandra ya no lo amaba, lisa y llanamente esa era la razón, la más simple pero a la vez más cruel de todas las razones.
Y Ricardo se la pasaba añorando aquellas épocas en las que ella lo quería tanto y le hablaba de caminar hacia el futuro juntos, cuando sus manos blancas y dulces le dibujaban corazones tibios, cuando le sonreía a cada instante, y le daba besos bien sonoros, con abrazos y con sueños de envejecer junto a él... y a él parecía sólo importarle sus amigos.
Pero ahora todo es distinto. Sandra ya no lo ama, eso está claro, con la claridad de aquellas cosas que sobresalen solitariamente luminosas sobre el tenebroso pantano de lo confuso. Y Ricardo apuntó -desde aquel fatídico martes con sabor a final- toda su artillería sensorial e intelectual hacia el único objetivo de recuperarla.
Tal concentración de esfuerzos derivó en la maravillosa invención que lucía imponente en el patio de su casa. Un engendro que supo transportarlo en el tiempo, depositándolo en un pasado para él ideal, en una bella tarde de sol, cuando las cosas eran bien distintas, hacía 8 años, 3 meses y 12 días.
El viaje fue bastante caótico, hay que decirlo, para su mente y para su estómago, pero breve.
Una vez en su casa del pasado, y habiendo reconocido algunos elementos como propios (con la perplejidad de ver lo derruido y gastado como reluciente y recién estrenado otra vez) se dirigió a la esquina con prisa. Se sentía más delgado... diferente... Su lengua "tanteó" con sorpresa encontrando un par de muelas que creía extraidas!
Sus ojos automáticamente urgaron el aire buscando el semáforo. "Claro, todavía no lo habían colocado", sonrió.
Unos pocos pasos lo separaban de su amada Sandra del pasado... aunque claro... en ese entonces ella se hubiera sorprendido de un Ricardo tan efusivo, tan apasionado... Él -digámoslo sin rodeos- mucha bola no le daba.
Cruzó la calle y unas voces familiares lo estremecieron... Ahí enfrente sus amigos jugaban un partidito de futbol... Estaban todos: Sergio, Laucha, Pablo, Chelo, Jeringa, Ale, el turquito... Ahí sin dudar se sumó al grupo y jugó toda la tarde... y más también... mientras Sandra, enamorada, se cansaba de esperarlo.