[Segunda entrega]
[En breve las tapas para encuadernar esta exquisita colección]
Hoy: Jaque Mate al Silencio
Ludovico Mocaen (argentino, nacido en 1939 en Santa Rosa La Pampa), el gran payador ajedrecista.
Adquirió fama mundial por ser el primer payador ajedrecista del mundo. De origen humilde, su padre era "peón" de campo y su madre trabajaba en un establo. Tal vez fue esa difícil labor la que la convirtió en una "yegua" (como años más tarde su hijo la describiría). Posiblemente esa interesante combinación en su propio hogar provocó en Ludovico, una temprana inclinación por el deporte ciencia, el bowling.
Su padre en cambio, un hombre bastante huraño, parecía motivarlo para que se convirtiera en payador. "Pa yá! Pa yá!" le solía decir constantemente cuando él se le acercaba. Pero luego, algunas vueltas de la vida y un tío comunista llegado de Moscú, hicieron que finalmente se encariñara con el ajedrez.
Los 4 meses en los que su tío Frederic permaneció en su casa con objetivos no muy claros, fueron de durísima disciplina. El hombre lo encerraba en un viejo galpón atestado de alimañas con libros y libros de jugadas maestras y el tablero con las 32 piezas. En esas noches solitarias, su mente pergenió la famosa "Defensa Boliviana", el despiadado "Huyen como ratas" y el recordado "Pateando el tablero" en 3 jugadas.
Dos años más tarde, la estancia de Don Antonio era testigo de sus primeros triunfos. Ludovico aniquilaba literalmente a sus contrincantes. Fue allí, una tarde de Enero, mientras esperaba que el mimísimo Don Antonio hiciera su jugada, cuando tomó su guitarra y amenizó la espera con algunos versos. Esta idea resultó ser exitosísima.
A partir de allí Ludovico no hizo más que acrecentar su fama y representarnos en todo el mundo sorprendiendo con sus versos, escandalizando a la opinión pública al admitir su adicción al locro y jaqueando a contrincantes de excelente nivel internacional.
Logicamente, todos ellos alegaban que era imposible concentrarse con los gritos que Ludovico pegaba payando con pasión a tan sólo un metro y medio de distancia.
Son contadas con los dedos de una mano de dibujo animado las derrotas de Ludovico. La más recordada fue frente a Kasparov en 1980 cuando, en vivo y en directo transmitiéndose al mundo entero, pudimos ver a nuestro ídolo caer sorpresivamente mientras recitaba:
La rima se esfumó y las 5 jugadas siguientes previas a la derrota estaban cargadas de un silencio atroz y de las palabras de Kasparov que en un lamentable español le decía: "Cantate algo ahora gilastrún".
Lamentablemente muchas federaciones internacionales, presionados por la rama conservadora del ajedrez, le cerraron las puertas. Por ese motivo y por varias denuncias en su contra en las que se le acusa de provocar severas lesiones auditivas irreversibles, en 1990 Ludovico, se vió obligado a retirarse de la alta competencia.
Por estos días, con su voz y su vista algo apagadas por los años y el alcohol, planea dar cátedra a beneficio en un lujoso hotel de nuestra ciudad de Buenos Aires. El valor de la entrada será un juego de mesa no perecedero para donar al comedor infantil "Gorditos pero aburridos" de Morón.
El sobresaliente ajedrecista realizará partidas múltiples con diferentes cantaautores del género folclórico en aparente estado de sobriedad. Hay mucha espectativa por ver si el soberbio Ludovico repite la hazaña de Chivilcoy cuando en 1997 venció a 32 gauchos ajedrecistas mientras se mofaba de ellos con sus payadas. En dicha oportunidad un "puntazo" de un facón en un pulmón lo dejó fuera del circuito por 10 meses. Su técnica "agresiva" suele ser muy humillante y algunos no soportan la derrota. En aquella ocasión, sus últimos versos antes de la salvaje agresión habían sido:
Adquirió fama mundial por ser el primer payador ajedrecista del mundo. De origen humilde, su padre era "peón" de campo y su madre trabajaba en un establo. Tal vez fue esa difícil labor la que la convirtió en una "yegua" (como años más tarde su hijo la describiría). Posiblemente esa interesante combinación en su propio hogar provocó en Ludovico, una temprana inclinación por el deporte ciencia, el bowling.
Su padre en cambio, un hombre bastante huraño, parecía motivarlo para que se convirtiera en payador. "Pa yá! Pa yá!" le solía decir constantemente cuando él se le acercaba. Pero luego, algunas vueltas de la vida y un tío comunista llegado de Moscú, hicieron que finalmente se encariñara con el ajedrez.
Los 4 meses en los que su tío Frederic permaneció en su casa con objetivos no muy claros, fueron de durísima disciplina. El hombre lo encerraba en un viejo galpón atestado de alimañas con libros y libros de jugadas maestras y el tablero con las 32 piezas. En esas noches solitarias, su mente pergenió la famosa "Defensa Boliviana", el despiadado "Huyen como ratas" y el recordado "Pateando el tablero" en 3 jugadas.
Dos años más tarde, la estancia de Don Antonio era testigo de sus primeros triunfos. Ludovico aniquilaba literalmente a sus contrincantes. Fue allí, una tarde de Enero, mientras esperaba que el mimísimo Don Antonio hiciera su jugada, cuando tomó su guitarra y amenizó la espera con algunos versos. Esta idea resultó ser exitosísima.
A partir de allí Ludovico no hizo más que acrecentar su fama y representarnos en todo el mundo sorprendiendo con sus versos, escandalizando a la opinión pública al admitir su adicción al locro y jaqueando a contrincantes de excelente nivel internacional.
Logicamente, todos ellos alegaban que era imposible concentrarse con los gritos que Ludovico pegaba payando con pasión a tan sólo un metro y medio de distancia.
Son contadas con los dedos de una mano de dibujo animado las derrotas de Ludovico. La más recordada fue frente a Kasparov en 1980 cuando, en vivo y en directo transmitiéndose al mundo entero, pudimos ver a nuestro ídolo caer sorpresivamente mientras recitaba:
Ahi avanza la pionada...
con ese andar tan sereno
que naides le ponga freno
a este ataque contundente
que mi Reina inteligente
será la...
...
ayyy me c@gó que hijo de remil #$$%!!"
con ese andar tan sereno
que naides le ponga freno
a este ataque contundente
que mi Reina inteligente
será la...
...
ayyy me c@gó que hijo de remil #$$%!!"
La rima se esfumó y las 5 jugadas siguientes previas a la derrota estaban cargadas de un silencio atroz y de las palabras de Kasparov que en un lamentable español le decía: "Cantate algo ahora gilastrún".
Lamentablemente muchas federaciones internacionales, presionados por la rama conservadora del ajedrez, le cerraron las puertas. Por ese motivo y por varias denuncias en su contra en las que se le acusa de provocar severas lesiones auditivas irreversibles, en 1990 Ludovico, se vió obligado a retirarse de la alta competencia.
Por estos días, con su voz y su vista algo apagadas por los años y el alcohol, planea dar cátedra a beneficio en un lujoso hotel de nuestra ciudad de Buenos Aires. El valor de la entrada será un juego de mesa no perecedero para donar al comedor infantil "Gorditos pero aburridos" de Morón.
El sobresaliente ajedrecista realizará partidas múltiples con diferentes cantaautores del género folclórico en aparente estado de sobriedad. Hay mucha espectativa por ver si el soberbio Ludovico repite la hazaña de Chivilcoy cuando en 1997 venció a 32 gauchos ajedrecistas mientras se mofaba de ellos con sus payadas. En dicha oportunidad un "puntazo" de un facón en un pulmón lo dejó fuera del circuito por 10 meses. Su técnica "agresiva" suele ser muy humillante y algunos no soportan la derrota. En aquella ocasión, sus últimos versos antes de la salvaje agresión habían sido:
"Yo te dije que enrocaras
pero no me hiciste caso....
tenés cara de buenazo
pero sos rival tiernito
te lo rompo despacito
porque yo no tengo apuro
con sólo un peón te achuro
y te afeito el bigotito."
pero no me hiciste caso....
tenés cara de buenazo
pero sos rival tiernito
te lo rompo despacito
porque yo no tengo apuro
con sólo un peón te achuro
y te afeito el bigotito."