Senderos laberínticos, inciertos y despiadados.
Caminos que parecen unirse... que sugieren futuro, que destilan comunión... pero no... Porque la mente no palpa los relieves, no hace silencio para oir lo errático del viento... no. La mente exagera, distorsiona y nos muestra un mapa al que el deseo le desacomodó las calles, cambiando nombres, ignorando señales.
Otra vez sólo, y es noche entre los árboles, empañado por la angustia, sofocado de deseos que agonizan.
Otra vez yo, acechado por los buitres del desconcierto, olfateando rastros de agua, escudriñando lunas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario