Lo suficientemente invisible como para pasar inadvertido;
lo suficientemente visible como para no tener donde esconderme

23 ene 2009

El Mago Luciano

Even flow, thoughts arrive like butterflies
Oh, he dont know, so he chases them away...
Ooh, someday yet, hell begin his life again, yeah
Oh, whispering hands, gently lead, lead him away...him away...him away...
- "Even Flow", Pearl Jam

No es ningún secreto que la calidad rara vez acompaña a la popularidad (muchos blogs son testigos de esto).
En cierta manera ese fue el caso de Luciano, el mago. Oriundo de algún húmedo paraje subtropical de la mesopotamia, Luciano supo ganarse la popularidad con mucho esfuerzo, popularidad que de la noche a la mañana se evaporó frente a millones de espectadores.
"Yo no soy ilusionista, para eso está la vida misma", solía decir. Y con esa misma parsimonia con la que exponía su visión del cosmos, anunciaba el acto más increible jamás visto.
Su hermetismo hizo que ni siquiera sus asistentes televisivos estuvieran al tanto de su próximo truco.
-Están a punto de ver la transformación más increíble jamás vista -anunció Luciano ante una multitud expectante.
El estudio B del canal desbordaba de fanáticos y admiradores. Las señoras en sus casas dejaban pasar la cocción de sus cenas y se sentaban secándose las manos frente al televisor.
Esa noche, Luciano sin preámbulos -y como era su costumbre- eligió a una joven de entre el público y la sentó en una silla frente a la gente y a las cámaras.
La muchacha, quien dijo llamarse Laura, se veía contentísima. Seguramente como consecuencia de haber sido elegida y estar junto al célebre Luciano y no tanto por el misterio de lo que le esperaba.
-Este es mi máximo acto -dijo Luciano mientras cubría con sus manos el rostro y la cabeza de Laura-. La transformación que verán hoy aquí será muy profunda... contundente, reveladora, esperanzadora, increíblemente maravillosa.
Acto seguido dijo unas palabras en voz baja con la vista hacia abajo, hizo una pausa y abrió sus brazos frente al público en señal de triunfo, de misión cumplida... esperando el aplauso.
El silencio en el lugar era absoluto. Algunos atinaron a aplaudir pero rapidamente el impulso inicial se esfumó.
Nada diferente se percibía. Laura lucía sin cambios. Simplemente sonrió y Luciano le acercó un micrófono.
-Qué sentís? -fue la pregunta.
-Me siento totalmente distinta! -dijo Laura visiblemente emocionada-. Cuando hoy llegué acá no tenía deseos de vivir y ahora siento felicidad... no sé como explicarlo... soy otra persona... siento que amo la vida, que se fueron mis temores y mis odios... gracias Luciano!!!
Dicho esto se puso a llorar.
-Quiero aclarar que lloro de felicidad... gracias gracias... -agregó.

El maravilloso mago recibió un creciente abucheo desde las tribunas. El genial Luciano soportó estoicamente insultos y desprecio. Al día siguiente su programa ya había sido levantado y fue considerado por casi todos los medios como un gran estafador.
La prensa lo destrozó y a las dos semanas ya no se hablaba de él.
Luciano había ejecutado el truco (por llamarlo de alguna manera) más extraordinario que un mago puede hacer! Pero claro a quién en este mundo egoísta le puede importar salvo a Laura?
La respuesta ya la sabemos, no es ningún secreto.
La gente quiere efectos cinematográficos, prefiere explosiones antes que sabiduría, mutilaciones antes que curaciones. Prefiere que sus sentidos sean bombardeados antes de ver a un ser iluminando con su esencia. Prefieren fuegos artificiales, luces, colores, vértigo antes que la música del alma.
De Laura nada más se supo. Luciano hoy en día vive totalmente alejado de la popularidad y tiene un vivero cerca de Cañuelas. Tampoco es un secreto que las plantas y flores que allí tiene son las más vistosas y saludables del mundo.