Lo suficientemente invisible como para pasar inadvertido;
lo suficientemente visible como para no tener donde esconderme

28 feb 2005

Algunas anotaciones de viaje de mis días en nuestra querida costa argentina

[Realizadas con la sola ayuda de un lápiz y un papel en algún lugar del Partido de la Costa]

  • No importa que clima soleado caribeño nos acompañe, hay gente que insiste en refugiarse todo el día bajo una sombrilla a hacer sopas de letras. Inexplicable.
  • Los rayos UVB nada tienen que ver con la programación en Visual Basic.
  • Los vendedores de churros, panchos, choclos, etc. pueden fluctuar el precio de sus productos de acuerdo a la playa en la que se encuentren al momento de ser detenidos por un desprevenido cliente-victima.
  • No hay calefón en casa o depto. alquilado que se deje "domar" en menos de 2 o 3 días. Los primeras duchas en el baño extraño siempre son "holocáusticas".
  • La arena puede meterse en los lugares más recónditos que uno pueda imaginarse.
  • No hay nada como hacer castillitos y tortitas de arena para desquemarse la cabeza.
  • Los remiseros en la costa evidentemente no hacen uso de una política tendiente a conservar a la clientela sino que despiadadamente buscan su satisfacción lucrativa más inmediata (aún a riesgo de recibir una trompis en la nariz).
  • El alimento más adecuado para almorzar en las playas es el sanguche de milanesa: la arena pasa totalmente inadvertida.
  • Dónde están los barquilleros??? Y las almejas???
  • El famoso mito que se pone de manifiesto cuando alguien en el agua te comenta "Guarda ahí que baja así y el mar te chupa" sigue vigente!
  • Los vendedores de inservibles avioncitos de telgopor siguen caminando impunemente por nuestras playas.

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