Watching the days slip by so fast
Knowing our fate has long been cast
Working our fingers to the bone
Cause nobody loves you when you're gone
Coughing up feeling just for you
To find something real to hold on to
But there is a hole inside my heart
Where all of my love comes pouring out.
- Garbage, "Nobody Loves You"
Knowing our fate has long been cast
Working our fingers to the bone
Cause nobody loves you when you're gone
Coughing up feeling just for you
To find something real to hold on to
But there is a hole inside my heart
Where all of my love comes pouring out.
- Garbage, "Nobody Loves You"
Un cyber, un locutorio, lo que sea que me permitiera conectarme a la red de redes. Eso necesitaba en mi camino a casa.
-Buenas, alguna máquina libre? -pregunté a la chica de la caja que tenía uñas negras y las orejas totalmente perforadas con decenas de aritos.
-Vas a tener que esperar un rato -me dijo mascando chicle con la boca abierta. Pero al instante, como respondiendo a un estímulo eléctrico de alto voltaje agregó:
-Mirá ahi justo se desocupa una... la 26.
Empecé a caminar por un pasillo oscuro rodeado de pantallas radiantes y ojos demasiado jóvenes para alimentarse de tanto veneno lumínico, abstraídos... por momentos suspendiendo por completo el pestaneo, suponía yo.
26... 26... me concentré en buscar el número y no pude evitar un choque de hombros con quien acababa de dejar libre la máquina. Sin siquiera mirarlo dije "perdón" exactamente al mismo tiempo que él (cuya voz me resultó totalmente familiar).
26... ahi estaba... mi antecesor había dejado su navegador abierto... y oh sorpresa... la página a la vista era mi blog... mi querido Pánico Escénico.
Por unos instantes dejé que el asombro me guiara, en silencio, inmóvil. Hasta que noté que mi usuario estaba logueado en Blogger.com. Y ahí el asombro mutó en espanto.
Decidí que debía seguir a ese cibernauta. Quién era? Por qué había usurpado mi usuario y mi clave?
Salí a la calle intentando ubicar entre la gente al misterioso personaje. Ni siquiera lo había observado pero me había parecido que llevaba una campera negra de lana.
-Qué pasó?- escuché preguntar a la chica del cyber cuando me vió salir. A unos 50 metros se alejaba el tipo de campera negra. No había otros candidatos a la vista, casi con seguridad era él.
Aceleré el paso y a medida que me le acercaba mi curiosidad crecía. En seguida me recordó ciertas filmaciones familiares, fragmentos únicos en donde uno puede verse a sí mismo en movimiento.
Lo cierto es que su andar era como el mío, su postura corporal, su cabello, la típica actitud con las manos en los bolsillos de los pantalones.
Él (yo?) apuró el paso y le hizo señas a un taxi. "Yo nunca tomo taxis", pensé. Corrí, no alcancé a detenerlo pero lo ví pasar y pude ver su rostro.
-Qué pasó flaco? Te afanaron? -me preguntó un tipo de esos pocos que siempre están dispuestos a ayudar al ver mi agitación-. Estás pálido, no se te ve bien, por qué no te quedás un rato sentado?
Contesté automáticamente que no pero igual me senté en el cordón de la vereda, con los pies en plena avenida.
Y algo sucedió, no podría explicar qué. Diría que me quedé dormido o que sufrí un desmayo por unos momentos...
Lo sorprendente es que de golpe ya no sentía nada: ni asombro, ni miedo, ni espanto, tampoco intriga.
Sólo sé que me puse de pié y fui a la parada de colectivo. Revisé mis bolsillos y noté que no tenía ni mi billetera ni mis llaves! No me importó, subí al colectivo detrás de una señora con bolsas de supermercado. El colectivo arrancó practicamente antes de poder subirme. "Ehhh!!!" exclamé e intenté explicarle al chofer mi problema, no tenía monedas ni nada.
El hombre me ignoró totalmente, como si yo no estuviera, así que pasé sin decir nada.
Cuando bajé a 5 cuadras de mi casa (el colectivero no se detuvo cuando yo toqué timbre en mi parada), me encontré con Miguel, uno de los pocos vecinos con los que hablo asiduamente. Lo saludé pero me ignoró. En fin, a todos nos puede pasar tener un muy mal día.
A pocos metros de mi puerta detuve mis pasos. Me quedé sin moverme, escuchando. Evidentemente "el otro" ya había llegado.
Era su voz... no no, mejor dicho era mi voz la que provenía del patio. Puedo asegurar que ya no sentí sorpresa, ni pena, ni angustia... ni nada. Ya no podía.
Simplemente acepté los hechos y me marché. Había sido reemplazado y nunca nadie lo notaría. Estoy seguro.
Ahora sólo era un envase, en otro plano de existencia, una embarcación a la deriva sin timón. No quise perder tiempo y me puse en camino.
Ahora era mi turno, debía conseguir una vida lo antes posible.
-Buenas, alguna máquina libre? -pregunté a la chica de la caja que tenía uñas negras y las orejas totalmente perforadas con decenas de aritos.
-Vas a tener que esperar un rato -me dijo mascando chicle con la boca abierta. Pero al instante, como respondiendo a un estímulo eléctrico de alto voltaje agregó:
-Mirá ahi justo se desocupa una... la 26.
Empecé a caminar por un pasillo oscuro rodeado de pantallas radiantes y ojos demasiado jóvenes para alimentarse de tanto veneno lumínico, abstraídos... por momentos suspendiendo por completo el pestaneo, suponía yo.
26... 26... me concentré en buscar el número y no pude evitar un choque de hombros con quien acababa de dejar libre la máquina. Sin siquiera mirarlo dije "perdón" exactamente al mismo tiempo que él (cuya voz me resultó totalmente familiar).
26... ahi estaba... mi antecesor había dejado su navegador abierto... y oh sorpresa... la página a la vista era mi blog... mi querido Pánico Escénico.
Por unos instantes dejé que el asombro me guiara, en silencio, inmóvil. Hasta que noté que mi usuario estaba logueado en Blogger.com. Y ahí el asombro mutó en espanto.
Decidí que debía seguir a ese cibernauta. Quién era? Por qué había usurpado mi usuario y mi clave?
Salí a la calle intentando ubicar entre la gente al misterioso personaje. Ni siquiera lo había observado pero me había parecido que llevaba una campera negra de lana.
-Qué pasó?- escuché preguntar a la chica del cyber cuando me vió salir. A unos 50 metros se alejaba el tipo de campera negra. No había otros candidatos a la vista, casi con seguridad era él.
Aceleré el paso y a medida que me le acercaba mi curiosidad crecía. En seguida me recordó ciertas filmaciones familiares, fragmentos únicos en donde uno puede verse a sí mismo en movimiento.
Lo cierto es que su andar era como el mío, su postura corporal, su cabello, la típica actitud con las manos en los bolsillos de los pantalones.
Él (yo?) apuró el paso y le hizo señas a un taxi. "Yo nunca tomo taxis", pensé. Corrí, no alcancé a detenerlo pero lo ví pasar y pude ver su rostro.
-Qué pasó flaco? Te afanaron? -me preguntó un tipo de esos pocos que siempre están dispuestos a ayudar al ver mi agitación-. Estás pálido, no se te ve bien, por qué no te quedás un rato sentado?
Contesté automáticamente que no pero igual me senté en el cordón de la vereda, con los pies en plena avenida.
Y algo sucedió, no podría explicar qué. Diría que me quedé dormido o que sufrí un desmayo por unos momentos...
Lo sorprendente es que de golpe ya no sentía nada: ni asombro, ni miedo, ni espanto, tampoco intriga.
Sólo sé que me puse de pié y fui a la parada de colectivo. Revisé mis bolsillos y noté que no tenía ni mi billetera ni mis llaves! No me importó, subí al colectivo detrás de una señora con bolsas de supermercado. El colectivo arrancó practicamente antes de poder subirme. "Ehhh!!!" exclamé e intenté explicarle al chofer mi problema, no tenía monedas ni nada.
El hombre me ignoró totalmente, como si yo no estuviera, así que pasé sin decir nada.
Cuando bajé a 5 cuadras de mi casa (el colectivero no se detuvo cuando yo toqué timbre en mi parada), me encontré con Miguel, uno de los pocos vecinos con los que hablo asiduamente. Lo saludé pero me ignoró. En fin, a todos nos puede pasar tener un muy mal día.
A pocos metros de mi puerta detuve mis pasos. Me quedé sin moverme, escuchando. Evidentemente "el otro" ya había llegado.
Era su voz... no no, mejor dicho era mi voz la que provenía del patio. Puedo asegurar que ya no sentí sorpresa, ni pena, ni angustia... ni nada. Ya no podía.
Simplemente acepté los hechos y me marché. Había sido reemplazado y nunca nadie lo notaría. Estoy seguro.
Ahora sólo era un envase, en otro plano de existencia, una embarcación a la deriva sin timón. No quise perder tiempo y me puse en camino.
Ahora era mi turno, debía conseguir una vida lo antes posible.
10 comentarios:
¿Te transformó en personaje de ficción de este blog?, o quizás solo de este post...
upaaaa
nunca más acertado eso de que lo escencial...
Muy bueno Princi-pillo, desdoblamiento de la personalidad, mutación de personajes, science-fiction, todo el combo que siempre ha caracterizado a tu pánico escénico.
...Muy posmoderno el blog también, je...Algunas descripciones que hacés, como la minita que atiende el cyber, me parecen muy acertadas, ja ja ja.
Un gran abrazo. Y...bueno, un gran abrazo a vos solo, pero nunca a tu reemplazo.
¡Éxitos!
"Ahora era mi turno, debía conseguir una vida lo antes posible."
P.D.:Y estas palabras haràn eco dentro de mi cerebrito por larrrrgo time... :(
BESOTEP REALISTA
sp: No es la primera vez que me (le) sucede.
.:. chirusa .:.: Es probable.. pero por favor no me pida upa!
Adrianófanes: Aprovecho que mi reemplazo se fue a la peluquería para decirle gracias.
gabu: Lo mejor en esos casos es rellenar todo el cerebro con estupideces varias, que -al igual que las cajas de huevo- absorben mucho el sonido y ya nada hace eco.
...empezó el invierno!...quería ver si habías subido algo al respecto; pero veo que no...A lo mejor te quedaste al lado de la estufa, tratando de "atrapar al día", jaja.
Un abrazo.
niiiiceeee.... si si
Ohhhh!
Buen relato.
Me gustó el "clima" logrado.
Ahora sólo te resta encontrar una vida...
Ahora sólo soy un envase, en otro plano de existencia, una embarcación a la deriva... y me puse en camino.
(ya volveré)
pd. que placer es encontrarse en letras de otros. menuda dualidad expuesta, eh?
adrianófanes: Es que ya son muchos inviernos y cada vez llegan más rápido.
zorgin: Thanks... sí sí.
camilo: Gracias, pero no será fácil.
microcosmos: Y qué placer tenerte comentando de vuelta por acá. Espero tu regreso.
Publicar un comentario