Lo suficientemente invisible como para pasar inadvertido;
lo suficientemente visible como para no tener donde esconderme

10 feb 2005

El Encuentro [parte II]

(Ver Primera parte)

-Adelante adelante -invitó el doctor Ferrero con su habitual tono ameno- Pase, tome asiento por favor.
-Que tal, doctor -dijo Jorge.
-Bueno.... -el médico se sentó y comenzó a leer un fax- Usted viene derivado por el doctor Gutierrez no es así?
-Si
-Bien... no se preocupe que ya el doctor habló conmigo personalmente y me puso al tanto de su situación. Asi que no hace falta que me explique nada. Además me faxeó su .... -hizo una pausa buscando la palabra más adecuada- escasa historia clínica.
-Ah -acotó Jorge simplemente por el hecho de decir algo.
Mientras tanto con su vista inspeccionaba el consultorio buscando algo, alguna pista. Algo que confirme o desmienta lo visto en la sala de espera.
-Por si eso fuera poco -continuó el médico sin mirar a Jorge- ayer por la tarde el laboratorio me remitió todos los resultados de los análisis que se hizo asi que ahora vamos a ver.
-Ya los vió, doctor?
-No, no todavía. Aguárdeme un segundo.
El médico salió y volvió en pocos segundos con 2 sobres grandes que Jorge reconoció de inmediato por el membrete del laboratorio en su exterior.
Se sentó en su escritorio y le otorgó atención exclusiva a los informes escritos. Hasta parecía que se había olvidado por completo de Jorge.
Pasaron los minutos y el médico seguía leyendo (O sólo pensando?). De tanto en tanto levantaba la vista para observar en silencio al paciente como queriendo confirmar en persona lo leido.
A Jorge la espera se le hacía insoportable y el mal presentimiento seguía ocupando su cabeza.
De repente ya no soportó el incómodo silencio en el que sólo el zumbido de un tubo fluorescente se destacaba y dijo:
-Vi lo del título.
El doctor Ferrero levantó la vista rápidamente abandonando la lectura.
-A que se refiere?
-El título de falsificador... -el médico seguía sin reaccionar. -Vamos, doctor, digame la verdad... usted no es médico no?
-Eeeee... hay que tener... eeeeeeeee... una vista prodigiosa para leerlo -titubeó el doctor y poniéndose en pié trató de disimular una voz que denotaba un evidente nerviosismo -aguardeme un segundo - agregó.
A pesar de haber cerrado la puerta, Jorge, gracias a su excepcional oído, pudo oir claramente el diálogo entre el doctor y su secretaria.
-Natalia, hay muchos esperando?
-Tiene 3 pacientes más, doctor.
-Por favor, mandalos a la casa. No atenderé a nadie más por hoy.
-Pero... y que les digo? -contestó la chica que no salía de su asombro.
-No sé Natalia! Pedí disculpas y decíles que vuelvan mañana. Deciles que me surgió un grave contratiempo familiar y listo. Una vez que se hayan ido vos también te podés retirar.
-Pero... y el informe que me pidió que pase en limpio urgente? Mire que todavía no terminé eh.
-Dejá todo Natalia, no entendés?! Mañana lo seguis ... si es que hay un mañana.
-Se siente bien doctor? -le preguntó ella notando al médico pálido y con las manos temblorosas.
-Si, si. No te preocupes, andá tranquila.
Dicho esto dió media vuelta para regresar al consultorio donde Jorge, cada vez más preocupado, revisaba su billetera en busca de algo.
Retiró un objeto plano redondo de aproximadamente 3 cms. de diámetro de un material similar a la cuerina. Parecía un parche. Lo volvió a guardar pero esta vez en el bolsillo de su camisa.
Jorge se lamentó, entendió su mal presentimiento, entendió que habló demasiado y tal vez ya era tarde y ya había caído en la trampa.
El médico regresó, cerró la puerta y respirando profundo se sentó y dijo:
-Qué buen trabajo han hecho eh. Sin embargo hay en sus análisis ciertos valores llamativos que yo llamaría ya no valores, sino señales...
Miró a los ojos a Jorge buscando una respuesta y siguió:
-... para muchos imperceptibles pero no para mi. Ud. SABE que fui entrenado para reconocer las "señales".
-No entiendo doctor -dijo Jorge con su mejor cara de confusión.
-Vamos! -dijo Ferrero juntando coraje- Estos estudios! -hizo una pausa- Y ahora la confirmación me la dió usted mismo. Usted sabe que el cerebro humano sólo ve lo que quiere ver. Nadie había notado antes lo del titulo. Todos llegan aquí con una imagen de mi, me consideran una eminencia. Además es casi ilegible a esa distancia! Así que ya ve... yo no soy médico pero... y usted? Quiero oirlo de sus propios labios. Vamos, dígame, quién es realmente usted Jorge... o mejor dicho qué es?

CONTINUARÁ...

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