I've been watching me fall for it seems like years
Watching me grow small, I watch me disappear
Slipping out my ordinary world, out my ordinary eyes
Yeah slipping out the ordinary me into someone else's life
into someone else's life...
- "Watching Me Fall", The Cure
Watching me grow small, I watch me disappear
Slipping out my ordinary world, out my ordinary eyes
Yeah slipping out the ordinary me into someone else's life
into someone else's life...
- "Watching Me Fall", The Cure
Esta mañana me levanté más temprano que de costumbre. Me encerré en el baño, prendí la luz y quedé observándome en el espejo.
Mirándome a los ojos me dije:
-Es evidente que este mundo no fue hecho a mi medida. Me siento un extranjero, siento que no pertenezco aquí. Estoy cansado.
Mi propia imagen reflejada pareció hacer un gesto de sorpresa al escucharme.
- Estoy harto, -continué- este mundo perverso está podrido. Estoy harto de la violencia, las apariencias, el dolor... -hice una pausa en la que miré el piso. Luego levantando de nuevo la vista continué:
- El dolor... el de mi entorno y el transmitido friamente via satélite. Estoy cansado de apariencias sin contenido. Cansado de las multitudes de críticos que no se auto-critican. Otra vez, cansado de la violencia, los secuestros, los crímenes, los robos, las injusticias, las justicias lentas, los chivos expiatorios, la inseguridad. El desprecio, la discriminación. La contaminación. Los niños que sufren, se enferman y mueren frente a la indiferencia. Cansado del sometimiento "justificado" hacia el prójimo (y en prójimo incluyo tambien a los animales eh). Cansado, muy cansado de la televisión, la cumbia villera, el egoísmo, la visión diminuta de las mentes que buscan el beneficio inmediato sin pensar en las consecuencias. Los discursos. Ufff!!! Los dircursos hace tiempo me cansaron. Tal vez sea por eso que estoy cansado también de los aplausos. La mentira, el elogio fácil, el rebaño enceguecido, los fanatismos, el engaño y el auto-engaño. Las chusmas, que no son solamente viejas. Las mochilas de promesas y compromisos que el mismo ser humano se auto-impone. El amor que no es amor porque no deja ser libre. La intolerancia...
En ese momento la autocrítica vino a mi mente exigiendo una aclaración y continué:
- Ojo, no digo que yo no tenga esos defectos. Sólo quiero que sepas que estoy cansado de esas cosas.... A medida que mi futuro se achica frente a mi encuentro cada vez más motivos para estar preocupado por él. Es evidente, este mundo me lastima cada día y solo rescato de esas heridas que me recuerdan a cada instante mi fragilidad y mi necesidad de Dios.
- Bien. Yo, sin embargo no puedo quejarme -me contestó mi reflejo. Ahora el asombrado era yo. No por que el espejo me hablara, no era la primera vez que lo hacía, sino por el desparpajo con el que me contestaba.
- A mi me encanta este lugar. -me dijo mi reflejo sonriendo amablemente. Hizo una pausa recopilando información y se explayó -Me encanta hacer de pata de mesa en las fiestas de disfraces, arrojarles tinta invisible a los enfermeros para reirme de su desnudez, guardar "tuppers" vacíos en la heladera, hacer sombras chinescas de canillas para lavar las paredes escritas. Y adoro pararme en la cama a esperar el colectivo. Le hago señas y cuando está por frenar le digo: 'No, no'. Ja, ja. Que bueno. Dibujar puertas en los muros para acortar distancias no está nada mal tampoco.
Traté de analizar lo que oía sin interrumpir. Mi reflejo concluyó:
-Lo único que realmente me molesta es no recordar todo lo que soñé durante el día cuando me voy a dormir.
-Ja, -contesté por fin- me gustaría estar ahí.
-Shhhhh -me dijo, señalando a la puerta del baño.
Guardé silencio. Me sobresalté con el golpe de una mano en la puerta.
-Estas ahí? -dijo la áspera voz de Dora, la enfermera. -Dale, salí que tenés que tomar la pastilla! Dale que ahora pasa el doctor a verte!
-Ya voy!!! -contestó mi imagen reflejada. Me miré de inmediato y me guiñó un ojo (caramba, el que yo nunca pude guiñar). Entendí el gesto como un amistoso "contá conmigo".
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